Los salones de juego del País Vasco implantaron hace tres meses los controles de acceso de PICMATIC en sus locales. Gracias a estos sistemas, se ha logrado restringir el paso a chavales y ludópatas a las máquinas.
Los salones de juego del País Vasco implantaron hace tres meses los controles de acceso de PICMATIC en las entradas a los locales para restringir la entrada de menores y personas con problemas en el juego (ludopatías). Este era el cambio más significativo que incorporaba la nueva Ley vasca del Juego, tal y como informa el diario El Correo.
Aunque estos controles logran restringir el paso a menores y ludópatas a las máquinas, afirman que también han reducido la clientela de la barra.
El diario El Correo ha realizado un recorrido por varios salones de juego de Vitoria para conocer cuál es el comportamiento de los usuarios y si se respetan las medidas.
Para aquellas personas que no están autorizadas a entrar en el salón, el resultado del lector facial activa una luz roja en la pantalla. «Ahora ya podemos asegurar al 100% que no entra nadie que no esté autorizado, aunque antes también se vigilaba», afirma Peio de Frutos, secretario de la Asociación de Salones de Juego de Euskadi (ASE).
«Algunos menores han intentado colarse mostrando en el detector facial la fotografía de amigos y mayores de edad. Hace cuatro años quizá hubiese colado, pero ahora la precisión es muy alta», afirma De Frutos. «También hay otros casos en los que el menor intentaba acceder pegado a un adulto. Se han colocado láseres que detectan el número de personas y salta la alarma».
De lo que tampoco hay rastro es de aquellos colapsos informáticos que frenaron el estreno de los controles de acceso. «La primera semana fue complicada por todos los registros que se tramitaban. Hasta ahora ha habido dos o tres caídas más, de no más de cinco minutos». En estos casos se ha supervisado el acceso uno a uno, solicitando el DNI.
El sector, que aglutina a 32 salones de juegos y 5 casas de apuestas en Álava auguraba una caída en el número de clientes. «Al principio fijamos esas pérdidas en torno al 60%, ahora rondan el 30% o 40%. Y parece que la tendencia es de seguir bajando, la gente lo ha aceptado bien. Pero hay un 10% que ya nunca vamos a recuperar», mantiene De Frutos.